Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

11.11.13

De Frustración en Frustración


De: La Patilla, en Facebook
El taifún Haiyan pasó sobre Filipinas, y dejó destrucción y miles de muertos. Los sobrevivientes se pusieron a saquear negocios, para conseguir los comestibles que podían. Eso ocurrió en Filipinas. - También en Venezuela hubo saqueos, pero no para conseguir comida, no. Fue para conseguir ¡artículos de lujo! Para “castigar la oligarquía”.
Parece que, cuando hay una catástrofe, la gente se olvida de modales mínimos de convivencia humana, y da riendas sueltas a un egoísmo salvaje. Es el instinto de supervivencia, ya no de la especie, sino apenas del individuo. Eso se comprende en el caso de una catástrofe. Pero en Venezuela la situación es diferente; es más que catastrófica: es una situación inhumana, creada por los mismos hombres; es el colapso de la civilización.
Me explico: Todos llevamos un animal por dentro que, en situaciones extraordinarias, se puede manifestar. Pero, en la vida normal, está controlado más o menos efectivamente. En Venezuela, este animal no solamente ya no está controlado, sino que ha sido despertado de su sueño. Y el despertador fue la más alta autoridad del país, por su lenguaje agresivo, sembrando odios por doquier, y dando a entender por su ejemplo que “tú puedes ser un sinvergüenza”. Se nos ha dicho que “Chávez vive”. Sabemos que ha muerto, pero lo que ha sembrado germinó. Hoy vivimos en un caos; el crimen no es perseguido: tú tienes licencia de matar; tú puedes apropiarte de cosas ajenas, etc. Claro, “con tal de que no te metas conmigo y con los míos”. En este caso te caerá “todo el peso de la ley”.
Pero eso no es todo. Lo peor del caso es que, cada vez que hay elecciones, se nos hace pensar que “ahora vamos a ganar”, y las cosas se pondrán en orden. Y, hasta ahora, ¡la oposición no ha ganado nunca! – por las causas que fueran. Para los que ponen su esperanza en un resultado determinado de elecciones, cada pérdida de éstas causa frustración, desespero y hasta depresión, con el resultado de reducirlos a la inercia. Quita fuerzas para seguir luchando y viviendo de manera positiva. Viktor Frankl, el fundador de la logoterapia, observó este dinamismo en el campo de concentración donde estaba internado. Cundió el rumor de que, antes de navidad de 1944, los presos serían liberados por los aliados que ya estaban ganado la guerra. Pero no ocurrió así. Y muchísimos de estos presos murieron antes de la liberación que ocurrió pocos meses más tarde. Mientras que otros que tenían un sentido de su vida, más allá de estar presos o libres, resistieron la situación precaria del campo, y salieron en libertad. Y concluye Frankl: si uno pone toda su esperanza en un acontecimiento exterior, se desmorona cuando esto no ocurre. Mientras que, cuando uno descubre un sentido en su vida, tiene más fuerza y resistencia. Dice Frankl: “El que tiene un 'por qué', es capaz de sufrir cualquier 'como'”. Lo que nos da fuerza no es tanto la voluntad, sino el sentido de nuestra vida y nuestras elecciones.
Aplicando esto a nuestro país: El regreso al orden, a una vida civilizada, y a un bienestar aceptable para todos, no depende, en primer término, del resultado de unas elecciones. Depende de la calidad humana de cada uno. Se nos exige que seamos capaces de dejar atrás nuestro egoismo y pensar en el bien de todos. Aquí, las religiones tienen una gran responsabilidad. Viendo nuestro panorama a la luz de estas reflexiones, me temo que todavía no hemos tocado fondo. A veces hay que sufrir “demasiado”, para despertar y reaccionar. Lástima por los inocentes en todo este proceso. Podemos entender su sufrimiento sólo a la luz de la fe. De nuevo: la responsabilidad de los creyentes. Y recordar que nunca seremos capaces de crear un gobierno perfecto. El Reino de Dios es un don.

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